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viernes, 21 de noviembre de 2014

SEUNDA SUGERENCIA PARA ESTUDIAR LA BIBLIA


II. MARQUE SU BIBLIA

Es una reverencia mal entendida la que no le permita hacer anotaciones en los márgenes de las páginas de su Biblia o subrayar pasajes que para usted son de importancia especial.
En mi propia Biblia tengo subrayado el Salmo 112:7 y al margen esta breve anotación: "16-X-68 Castellón". Esto basta para recordarme cómo Dios usó este pasaje la noche del 16 de octubre de 1968 para traerme una bendición especial. Estando en España, había recibido ese día una carta que contenía una noticia por demás alarmante. Se trataba de un grave peligro que se cernía sobre una de nuestras instituciones bautistas mexicanas. Todo el día había estado preocupado, y en mis momentos disponibles había orado mucho sobre el problema. Esa noche tenía que predicar en la Iglesia Bautista de Castellón de la Plana. Estando ya sentado detrás del pulpito, escuchaba al pastor leer el Salmo 112. El tema de este Salmo es la bienaventuranza del hombre que teme a Dios. Lo había leído muchas veces, pero esa noche cuando llegamos al versículo siete, Dios me habló en una forma muy personal. Me dio el mensaje que justamente necesitaba, haciéndome comprender que el hombre que teme a Dios "no tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme, confiado en Jehová". La carga se me quitó, y en su lugar reinó la paz. Y hasta el día de hoy aquel peligro no se ha traducido en realidad. ¡Qué gratos recuerdos me trae esta anotación marginal en mi Biblia!
Por medio de anotaciones marginales puede uno conservar también los frutos de su estudio sobre expresiones claves de la Escritura. Por ejemplo, en Lucas 11:20 Jesús dice: "Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros." En mi Biblia tengo subrayadas las palabras "el dedo de Dios" y al margen la anotación de cuatro citas: Mateo 12:28; Salmo 8:3; Éxodo 31:18 y Éxodo 8:19. Estas anotaciones bastan para traer a mi memoria el fruto de un estudio interesante hecho hace varios años sobre la expresión "el dedo de Dios".
Mateo 12:28 es un pasaje paralelo con Lucas 11:20. Allí las palabras de Cristo son: "Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera los demonios, ciertamente ha llegado a vosotros el reino de Dios." Comparando los dos pasajes, queda claro que la expresión "el dedo de Dios" es el equivalente de "el Espíritu de Dios".
Pasando luego a las otras tres citas consigna­das en la anotación marginal, vemos que en cada una de ellas aparece la expresión "el dedo de Dios".
"Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre . . ." (Salmo 8:3). 
"Y dio a Moisés, cuando acabó de hablar con él en  el  monte Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de piedra escritas con el dedo de Dios” (Éxodo 31:18). 
"Entonces los hechiceros dijeron a Faraón: Dedo de Dios es éste. Mas el corazón de Faraón se endureció, y no los escuchó, como Jehová lo había dicho" (Éxodo 8:19).
En estos tres pasajes "el dedo de Dios" es relacionado, respectivamente, con la creación del mundo, con la entrega de la ley de Dios y con la redención de Israel de la esclavitud egipcia. Entonces, si "el dedo de Dios" es una expresión bíblica equivalente a "el Espíritu de Dios", tenemos aquí una referencia a la participación del Espíritu Santo en tres grandes obras divinas: la creación, la revelación y la redención. ¡Y todo esto es recordado mediante una breve anotación marginal!
Además de hacer anotaciones marginales, otra manera provechosa de marcar la Biblia es mediante el uso de lápices de distintos colores. Se le asigna a cada color un tema, y cuando se encuen­tra un pasaje que habla de este tema, se le subraya con el color correspondiente. Durante varios años el que esto escribe ha seguido tal costumbre con provecho positivo.
El interés y la necesidad personales dictarán el significado que uno asigne a los colores. Simple­mente por vía de ilustración les indicaré mi propio plan. Uso lápices de siete colores, relacionando cada color con un tema como sigue: (1) rojo - la sangre; (2) azul - la oración; (3) amarillo - el Espíritu Santo; (4) anaranjado - la iglesia; (5) verde - el Reino de Dios; (6) castaño - el pecado y sus consecuencias; y (7) violeta - los advenimientos de Cristo: las profecías tanto de su primera como de su segunda venida en el Antiguo Testamento y las promesas de su segunda venida en el Nuevo.
Este sistema de subrayar pasajes con lápices de color aporta un beneficio doble. En primer lugar, el hecho de estar siempre pendiente de encontrar pasajes que traten los siete temas aguza la atención y hace que uno se fije más en lo que está leyendo. En segundo lugar, después de que uno ha subrayado un pasaje con un color determinado, es mucho más fácil volverlo a localizar cuando lo necesite con urgencia.
Antes de abandonar este punto, cabe una palabra de orientación práctica. Las anotaciones marginales deberán hacerse o con un bolígrafo de punta fina o con una pluma especial para tinta china. Las tintas ordinarias se extienden y echan a perder el papel, por fino que éste sea. Si desean subrayar con colores, es necesario usar lápices que no sean tan duros que rompan el papel o tan suaves que pronto pierdan su punta.

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